Simplemente Complejo
 
 
 
Las puestas de sol desde la playa de la Barrosa son siempre preciosas y, a menudo, espectaculares. Siempre me han encantado los atardeceres en la costa gaditana. Los de la vega granadina son también muy bonitos, principalmente debido al polvo que se levanta en las actividades agrícolas (presumo), pero reconozco que le van algo a la zaga a los de esta costa. La razón es la amplitud de la gama cromática, que en la vega se reducen principalmente a naranajas-rojos, mientras que en la costa incluyen los azules (púrpuras, violetas, etc). Razono que esto es debido al tamaño mayor de las partículas de polvo de la vega, que absorben completamente la luz azul (así pues digamos que son mayores de 0.5 micras), mientras que en el mar la columna integrada de atmósfera con muchos menos aerosoles y más pequeños deja pasar una fracción significativa de luz azul.
 
La radiación indirecta también tiene efectos no deseables. Rubio (al menos de joven), de ojos azules y piel clara, tengo todas las papeletas para que me moleste el sol de mi tierra natal. De pequeño hice muchas barbaridades al sol (pues tuve la suerte de medio criarme en el campo), pero ahora soy muy cauto a la hora de exponerme. La pérgola de mi casa se adorna para el verano con un cañizo, para mitigar la implacable radiación directa. A mi no me convence mucho, y a menudo me he preguntado cuánto me protege al almorzar bajo el mismo. Hace unos días decidí que no me iba a hacer esta pregunta más. A medio almuerzo me fui a por la cámara de fotos y le tomé una foto al cañizo, y otra a su sombra proyectada en el suelo.
 
El factor de cubrimiento (C, covering factor) juega un papel importante en muchos modelos de fotoionización de nebulosas astronómicas. Yo me puse a calcularlo para el cañizo. Una vez tomados los datos, el proceso de reducción y análisis fue también fácil. Iba a describirlo, pero mejor os ahorro los detalles. El resultado es que el cañizo tiene C=71.7%, pero como la pérgola tiene además esas vigas que veis en la foto, entonces C=77.1%. No me quedé muy contento, pues me parecía que mi piel era hostigada por más del 30% de radiación difusa, cuando caí en la cuenta de que la radiación que me estaba llegando es más que la que no oculta ese 77%, sino que esta se difunde en los bordes del cañizo, y se refleja en tantos otros elementos (ya sabemos lo dañina que es la radiación reflejada en la nieve, o en la arena de la playa). Hice un nuevo experimento, esta vez tomé una foto y medí la sombra del cañizo. El resultado es que la sombra del cañizo tiene una opacidad sólo del 56% (59% con las vigas); es decir supuestamente protegido bajo el cañizo, aún me está llegando el 44% de la radiación.  
 
 
 
 
 
Luz difusa
viernes 14 de julio de 2006